martes, 6 de julio de 2010

DIOS TE SALVE MARÍA SANTÍSIMA

Dios te salve María Sagrada,
María Señora de nuestro camino.
Llena eres de gracia, llamada entre todas
para ser la Madre de Dios.

El Señor es contigo y tú eres la sierva
dispuesta a cumplir su misión.
Y bendita tú eres, dichosa te llaman a ti,
la escogida de Dios.

Y bendito es el fruto que crece en tu vientre
el Mesías del Pueblo de Dios
al que tanto esperamos que nazca
y que sea nuestro Rey.

María, he mirado hacia el cielo
pensando entre nubes tu rostro encontrar
y al fin te encontré en un establo
entregando la vida a Jesús Salvador.

María he querido sentirte
entre tantos milagros que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo.

Tenías tu cuerpo cansado
un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María, mujer que regalas la vida sin fin.

Tú eres Santa María, eres nuestra Señora
porque haces tan nuestro al Señor.
Eres Madre de Dios, eres mi tierna madre
y madre de la humanidad.

Te pedimos que ruegues por todos nosotros
heridos por tanto pecar
desde hoy y hasta el día final de este peregrinar.

María, he buscado tu imagen serena
vestida entre mantos de luz,
y al fin te encontré dolorosa
llorando de pena a los pies de una cruz.

María he querido sentirte
entre tantos milagros que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo.

Tenías tu cuerpo cansado
un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María, mujer que regalas la vida sin fin.

Dios te salve, María Sagrada,
María, Señora de nuestro camino.



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lunes, 31 de mayo de 2010

MUJER DE FE. Padre Larrañaga - ESPECIAL DEL MES DE MAYO -

El concilio dice que María avanzó en la peregrinación de la fe. María fue pues, también ella peregrina, caminante, que recorrió los caminos de la vida con las típicas características de toda peregrinación: oscuridad, confusión, perplejidad, miedos, fatigas, sorpresas… y sobre todo muchos interrogantes: ¿cómo se enteró Herodes del nacimiento de este niño? ¿Por qué intenta aniquilarlo? ¿Hasta cuándo tendremos que estar en Egipto? ¿Hasta que se te diga otra cosa? Este niño perdido en el templo ¿lo encontraremos alguna vez? Y este desastre del calvario, horror de horrores, Dios mío, ¿qué significa esto? No veo nada. ¿Dónde está Dios?...

Interrogantes, interrogantes… ¿qué hará la Madre ante este terrible silencio? ¿Espantarse? No. ¿Desesperarse? No.

En tres oportunidades presentan los evangelistas a la Madre meditando en su corazón, confrontando las palabras antiguas con los hechos recientes y dolientes y buscando el rostro de Dios entre silencios, penumbras y oscuridades.

Ahora bien, el que busca, camina, y la Madre fue caminante porque buscaba… Y buscaba porque no sabía todo. Si la Madre hubiese estado en conocimiento de cuanto nosotros sabemos no habría necesitado buscar. Buscaba porque no se le dieron hechas las cosas. Ella misma tenía que guardar cuidadosamente los acontecimientos y las palabras, y luego tenía que meditarlas diligentemente en su corazón, ponderándolas, dándole vueltas en su mente. Hizo pues, el camino de la vida como nosotros, buscando los designios de Dios entre confusas contrariedades de la vida. Ahora, el que busca, camina; por consiguiente, ¿no es cierto que la Madre desde pequeñita supiera por revelaciones infusas todo cuanto nosotros sabemos acerca de la historia de la salvación o acerca de la naturaleza trascendente del hijo de sus entrañas? Mucha gente no siente simpatía por una mujer aureolada, mágica, tan distante de nuestra pobre condición humana. La colocaron tan lejos, allá en el azul del firmamento, coronada de estrellas, la luna debajo sus pies, rodeada de ángeles y arcángeles, misiones y revelaciones, revestida de una mágica mitología, como si se tratara de una semidiosa… Mucha gente no siente simpatía por una mujer que de entrada ni siquiera es mujer.

Tenemos que decir desde un primer momento que la Madre no fue nada de eso. Fue una mujer humilde de un pueblo subdesarrollado, madre de un obrero y esposa de un obrero. Mujer que para comer un pedazo de pan necesita tener dos piedras para batirlas una contra la otra y así moler rudimentariamente aquel trigo; luego tiene que tomar un cántaro sobre su cabeza, ir a la fuente de Nazaret, traer el agua para amasar aquella harina y luego tiene que subir a los cerros ella solita y con sus manos cortar ramas y arbustos y cargar todo eso a hombros, acarrearlos a la casa mientras se preocupa de cuidar unos cabritos, dar de comer a unas gallinas. Eso fue la vida de la Madre, nada de princesa de manos delicadas y finas, no va por ahí la grandeza de la Madre. Nunca fue una soberana, fue una servidora de Dios y de sus hermanos. Nunca fue una semidiosa, fue una mujer de fe y una pobre de Dios. Nunca fue una meta deslumbrante a la cual se dirigen las miradas de la humanidad. Fue un camino silencioso que silenciosamente va conduciendo a las personas hacia el espíritu de las bienaventuranzas. Nunca fue la todopoderosa, fue una intercesora y por cierto, bien humilde y moderada como la vemos en las bodas de Caná.

Los documentos conciliares presentan a María como peregrina de la fe y yo agrego: fue peregrina de la fe porque no sabía todo.

Aquel día, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, se aproximó a la Madre le arrebató de sus brazos al bebé y mirando al pueblo dice: "Adoradores de Yahvé, peregrinos de Israel: aquí está el esperado de Israel. Puedo morir en paz porque las expectativas de mi corazón se han cumplido. He aquí la luz que iluminará por encima de todos los imperios. Bandera de contradicción. En torno de esta criatura habrá muerte y vida, destrucción y restauración; y tú, mujer, prepárate, porque también para Ti existe una espada…"

Palabras misteriosas… ¿Cuál fue la reacción de la Madre? La Madre quedó admirada – dice el Evangelio-. Estaba admirada, señal de que algo importante ignoraba de aquel hijo de sus entrañas porque la admiración es una reacción de sorpresa ante algo imprevisto, desconocido o ignorado; señal evidente de que la Madre no sabía todo lo que nosotros sabemos acerca de aquel hijo de sus entrañas. No se le dieron hechas las cosas. Ella tuvo que guardar cuidadosamente en su corazón los hechos y las cosas, ponderarlas, meditarlas y así buscar los designios del Señor igualmente que nosotros porque el que busca, camina en la fe.

En otra oportunidad el evangelista dice que la Madre no entendió nada. En la caravana de los hombres no estaba el niño, en la caravana de las mujeres no estaba el niño, lo habían perdido. Imagínense la situación de una madre (¡y qué madre!) que pierde un hijo (¡y qué hijo!) Lo primero que se le clava en el corazón a una madre en estas circunstancias es la espada de la incertidumbre. ¿Estará vivo? ¿Lo habrán secuestrado? ¿Lo encontraremos alguna vez? ¿Qué ha pasado? La Madre tomó la primera caravana y regresó a Jerusalén y anduvo buscándolo angustiosamente durante tres días. ¿Creen ustedes que la Madre se alimentó convenientemente durante esos días? ¿Creen ustedes que descansó suficientemente en esas noches? ¿Creen ustedes que desapareció de su alma aquella espada de la incertidumbre? Ahí tienen a la Madre, perdida entre las multitudes, entre las caravanas que entran y salen del templo... mirando ansiosamente por aquí y por allí, recorriendo todos los rincones, todos los atrios del Templo, preguntando a los sacerdotes… y nada. Luego se lanza a las calles repletas de gentes, recorre las plazas, camina dentro de las murallas, fuera de las murallas… y nada. Vuelve al Templo, mira, pregunta una y otra vez, recorre los mismos lugares innumerables veces preguntando ansiosamente y todo inútil. Pasaron tantas horas… Pasó el día y cayó la noche… Ya se pueden imaginar la noche que cayó sobre el alma de la Madre. ¿Creen ustedes que la Madre descansó suficientemente en esa noche? ¿Quién de ustedes puede decirme el grado de angustia e incertidumbre que marcaba el termómetro de la Madre? Y Dios, como de costumbre, en silencio, y la Madre, como de costumbre abandonada a su condición normal, peregrina dolorosa, la que busca y no encuentra, metida en la encrucijada de una densa y terrible oscuridad, como si las cosas sucedieran por azar, como si todo sucediera por la fatalidad ciega de la historia, como si detrás de los hechos no hubiese una mano providente, una mente rectora. La noche oscura de la fe. Igual que nuestra vida: todo marchaba normal, cuando de repente cae una cadena de tribulaciones, traiciones de personas que nunca hubiésemos imaginado, incomprensiones de los mismos familiares, accidentes de carretera en que desaparece toda una familia, la muerte que nos arrebata al ser más querido de la familia, catástrofes financieras, calumnias, medias verdades… He ahí la noche oscura de la fe, envueltos en el silencio de Dios. ¿Quién se libra a lo largo de la vida de estos terribles momentos?

Y la Madre, después de tres días de ansiosa búsqueda, por fin lo encontró. ¿Creen ustedes que la Madre se llenó de alegría? Hay que suponer que sí, claro está. Sus primeras palabras, sin embargo, suenan a reproche: “¿Por qué te has portado así con nosotros, hijo mío? Nosotros buscándote angustiosamente durante tres días por todas partes, y tú tan tranquilo ahí como si nada tuvieses que ver con nosotros”. A algo de eso suenan las palabras de la Madre: un desahogo emocional. La respuesta del adolescente fue extraña, misteriosa y distante, como si dijera: “yo no tengo nada que ver con ustedes, de ahora en adelante mi Padre es mi Madre. Él es mi única ocupación y preocupación. A Él debo dar cuenta de mis pasos y de mis días… ¿No sabían esto? ¿Por qué se extrañan? ¿Por qué me buscaban?” Y el evangelista dice que la Madre no entendió la respuesta. ¿Qué es lo que no entendió? ¿Las palabras? Estaban bien claras. Lo que no entendió fue la actitud del niño. Señal evidente de que la Madre no sabía todo lo que nosotros sabemos de aquel hijo de sus entrañas. Pero he aquí la grandeza de la Madre. Como de costumbre aún en estas circunstancias, se retira humildemente y llena de paz, comienza a meditar en su corazón, a dar vueltas en su mente… “¿Qué querrán decir estas palabras? ¿Cómo habrá que interpretar todo esto? ¿Dónde está la voluntad de Dios? ¿Qué pasa aquí?”

Si el Evangelio no nos lo dijera yo no podría creer que pudiera haber en este mundo una mujer en las circunstancias descritas en que Ella estaba, devorada durante tres días y tres noches por la incertidumbre y la angustia, corporalmente agotada, sin alimentarse ni descansar convenientemente, habiendo recibido aquella respuesta que la dejó desconcertada. En medio de todo eso, retirarse, y llena de serenidad, silencio y dignidad, dar vueltas en su mente buscando el significado de las palabras y de las actitudes. Si el Evangelio no nos lo dijera, no se podría creer. El corazón de esta mujer estaba muerto. Ésta es la única explicación de esta estabilidad envidiable y admirable de esta Madre. El corazón de esta mujer estaba muerto. Muerto al amor propio. Aquel corazón era como un tronco seco, ustedes toman el hacha, dan un terrible hachazo y el tronco no responde, está muerto. Así era el corazón de la Madre.

Ya saben de dónde nos vienen a nosotros nuestras reacciones infantiles y actitudes desproporcionadas: del hecho de estar nosotros morbosamente adheridos a esa tirana de la casa que se llama “la imagen de sí mismo”. Esa imagen artificial y aureolada que desde niños nos hacemos de nosotros mismos, que no es la imagen objetiva de mí mismo sino un fuego fatuo, ilusión inflada, una mentira dorada por la cual nos desvivimos, luchamos y sufrimos, según los vaivenes de la vida, según sea esa imagen aplaudida o rechazada. Así suben y bajan nuestras euforias y depresiones y así surgen nuestras grandes inestabilidades emocionales. Nosotros sí, la Madre, no.

La Madre no tenía “yo”, esa imagen aureolada y artificial. La Madre era una mujer despojada, desapropiada, desnudada, vacía, esencialmente pobre y humilde. Y ya saben ustedes qué significa en la Biblia una pobre de Dios: una pobre de Dios es aquella mujer que no se siente con derechos. Y si la ofensa es la lesión de un derecho, a una mujer que se siente sin derechos ¿qué la puede ofender? A aquella que nada tiene y nada quiere tener ¿qué la puede perturbar? Por eso digo que no habrá en el mundo emergencias dolorosas, situaciones imprevisibles que puedan herir, golpear, desconcertar la estabilidad psíquica de una pobre de Dios como María. En resumen, diré que una pobre de Dios es una mujer invencible. No habrá nada en el mundo, nada que pueda perturbar la fortaleza de la Madre. Esa criatura excepcional que aparece en los Evangelios con control absoluto de sus nervios, señora de sí misma antes de ser señora nuestra, indestructible ante las adversidades, esa figura es hija de una espiritualidad, la espiritualidad de los anawin, es decir, los pobres y humildes de Dios, el pequeño resto de Israel.

“Arcángel Gabriel, yo no soy sino una sierva del Señor, que Él haga de mí lo que quiera”. Si de María no supiéramos otra cosa que estas palabras, sabríamos el comportamiento general de la Madre, sus actitudes, reacciones y modales… de alguna manera, su vida entera. No son pues, esas palabras, cualesquiera palabras. Por ellas la Madre se declara, se califica y se clasifica en el pueblo de los pobres y humildes de Dios de la Biblia. Declara su identidad: “Arcángel Gabriel, no soy sino una sierva del Señor, que Él haga de mí lo que quiera.” Así comprendemos aquella serenidad y elegancia de la Madre, aquel mantenerse digna e indestructible frente a los vaivenes a veces furiosos entre los que le tocó vivir.

Impresionante por otra parte el paralelismo entre la espiritualidad de la Madre y la espiritualidad del Hijo. La misma palabra que utiliza la Madre para resolver su destino, el de la maternidad divina, la misma palabra utiliza el Hijo para decidir su destino de redentor del mundo: la palabra “hágase”. La Madre en la Anunciación y el Hijo en Getsemaní. La misma identidad personal que se da la Madre, se da también el Hijo. La Madre dice: “Ángel Gabriel, yo no soy sino una sierva del Señor”; y el Hijo dice:”Aprendan de Mí que soy pobre y humilde de corazón.”

Sensible y observador como era, Jesús cuando tenía 5, 7, 8 años debió quedar impresionado una y otra vez al observar a aquella mujer su propia Madre, dueña de sus nervios, enteramente estable ante las emergencias de la vida, silenciosa, digna en todo momento. Para mí es indiscutible que Jesús mamó esta espiritualidad hecho cuerpo y vida en su propia Madre. Las raíces de Jesucristo como Hijo del hombre, sus ancestros inconcientes, están alimentados de aquella espiritualidad tan intensamente vivida por su madre y observada por su hijo pequeño, desde pequeño, porque una espiritualidad no sólo es una actitud espiritual sino un estilo personal que compromete toda la conducta y toda la personalidad. Dándose cuenta o sin darse cuenta, Jesús fotografió a su Madre en el sermón de la montaña. ¿Por qué digo esto? Porque todas las características existenciales de las bienaventuranzas coinciden asombrosamente con las modalidades y conducta general con las que la Madre aparece revestida en todo momento. Para mí es indiscutible que el Evangelio nació en el corazón de María, pasando, naturalmente, por el corazón de Jesús. Pero las raíces del Evangelio están en el corazón de María.

El acto de fe más alto que se ha hecho en la historia de la salvación lo realizó la Madre al pie de la cruz. El Concilio dice: María mantuvo resueltamente el “hágase” en el calvario, como queriendo decir que donde más le costó a María decir el “hágase” fue en el calvario. Que si hubo un serio tropiezo para la estabilidad de la fe de María estuvo efectivamente en el calvario. Para entender esto, unas preguntas: ¿Sabía la Madre todo lo que nosotros sabemos acerca del significado mesiánico de lo que estaba sucediendo en esa tarde ante sus ojos? Aquel significado trascendente, teológico que el Espíritu Santo nos enseñó a partir de Pentecostés, es decir, aquel cuerpo retorcido con la boca abierta, sin poder respirar, un cuerpo negro por los coágulos de sangre, una tarde prematuramente oscura y aparentemente siniestra y total, parecía que aquí acababa todo. Nosotros sabemos que aquí comenzaba todo. ¿Sabía esto la Madre? Otra pregunta: Y si María sabía todo esto su mérito ¿era mayor o menor? Si María sabía que cada gota de sangre era sangre redentora, que si perdía al Hijo lo recuperaría resucitado al tercer día. No era difícil aceptar todo aquello. ¿Por qué lloraba aquel grupito de mujeres cerca de la cruz? Porque creían que aquí acababa todo. Para todo el mundo: amigos y enemigos de Jesús, lo que estaba sucediendo en el calvario era la última escena de una tragedia griega. Aquí se acababa todo. ¿Sería tan evidente para María que allí comenzaba todo? María no era un robot insensible, era una persona normal, sensible a lo que sucede a su derredor. ¿Qué veía la Madre con sus ojos en ese momento? A todos los enemigos de Jesús, ahí los veía radiantes, felicitándose porque habían aniquilado a su peor enemigo; a sus discípulos fugitivos, todos ellos espantados, escondidos, a las mujeres llorando inconsolablemente y peor que eso, una sensación ambiental deprimente de tragedia y horror por todas partes, eso era lo que se respiraba. Y en medio de ese ambiente de horror ahí está la Madre. No eran circunstancias para soñar en grandezas. Pues bien, fue en este contexto donde la Madre realizó el acto más grande de fe que se ha hecho en la historia de la salvación, más alto inclusive que Abraham en el monte Moriah y consistió en lo siguiente: Presentándose pues la Madre delante de ese escenario de horror y tiniebla vino a decir: “Mi Señor, un día me dijiste que éste, mi Hijo, sería grande y aquí acaba como un criminal. Un día me dijiste que su reino no tendría fin y aquí, delante de mis ojos, ha sido aniquilado al primer golpe. Un día me dijiste que se llamaría Hijo del Altísimo y aquí lo han comparado con Barrabás y lo han encontrado más detestable que Barrabás. Todas las palabras que me dijiste un día han sido desmentidas, una por una por la barbarie de esta tarde. Tengo todos los motivos para pensar que yo fui siempre una víctima de mis propias alucinaciones. No veo nada. Todo es horror y tiniebla a mi derredor. Pero en medio de esta tiniebla brilla para mí, sin embargo, Mi señor, una estrella. El Yo saber que para Tí no existen imposibles, mi Señor. Tú pudiste haber evitado todo esto. Si Tú pudiste haber evitado todo esto y no lo evitaste, es señal de que lo has permitido. Ahora bien, mi Señor, si Tu voluntad anda por los pliegues de esta barbarie porque lo has querido, dispuesto o permitido, he aquí a tu pobre sierva que no tiene derechos ni siquiera para protestar ante tanta injusticia. He aquí a tu pobre sierva para decirte en esta tarde: Mi Señor, no veo nada, pero todo está bien. Esto es un horror para todos, pero si Tú lo has permitido, estoy de acuerdo con todo. Hágase Tu voluntad. Hágase Tu voluntad.”

María mantuvo resueltamente el “hágase” en el calvario. Estaba evidente y estridente ante la opinión pública y ante los ojos de María también que todo lo que estaba sucediendo era una confabulación miserable de todos los miserables de la tierra. A los romanos le interesaba agradar a los judíos, a los judíos les interesaba acabar con Jesús. Reacciones sicológicas de un tipo resentido como Caifás; de un tipo timorato como Pilatos; intereses políticos, combinaciones imperiales, reacciones sicológicas… todo se confabuló para expulsar al Justo de la tierra de los vivientes. Esta era la única explicación que estaba evidente y estridente ante la opinión pública y ante los ojos de María también. La Madre cerró los ojos ante aquellas evidencias, trascendió todo, clavó sus ojos de fe en aquel que está detrás de los acontecimientos y en cuyas manos están los hilos de la historia, depositó en esas manos un cheque en blanco, un voto de confianza, en esas manos reclinó también su cabeza, repitió una y otra vez la mágica palabra “hágase”, la palabra de los pobres y humildes de Dios y quedó más grande y más reina que nunca. Según las palabras de Juan, cuando dicen: “junto a la cruz de Jesús, estaba de pie Su Madre. Ni gritos, ni histerias, ni desmayos, ni contorciones, nada. Mater dolorosa, sí. Mater lacrimosa con todos aquellos desmayos y llantos no lo creo, de ninguna manera, primero, porque conocemos su personalidad emergente de su espiritualidad, y enseguida porque las palabras de Juan no dan pie para imaginar esos teatros, desmayos e histerias. “Junto a la cruz de Jesús estaba de pie Su Madre”. Nunca tan grande porque nunca tan pobre, y en medio de la furiosa tempestad supo mantener en alto la antorcha de la fe, su “hágase”; por eso la Madre puede presentarse ante nosotros diciéndonos:
“Hijos míos, vengan detrás de Mí, yo recorrí esos caminos en noches oscuras y noches sin estrellas. Hagan también ustedes lo que yo hice, abandónense en silencio al silencio de Dios, y habrán derrotado el miedo, la oscuridad y la noche. Y bienaventurados aquellos que en medio de la oscuridad creyeron en la Luz.”

María avanzó en la peregrinación de la fe. María mantuvo resueltamente el “hágase” en el calvario. He ahí la mujer de fe.



martes, 4 de mayo de 2010

MAYO: MES DE MARÍA

RECEMOS POR NUESTROS SACERDOTES A LA VIRGEN




lunes, 3 de mayo de 2010

domingo, 2 de mayo de 2010

sábado, 1 de mayo de 2010

MAYO: MES DE NUESTRA SANTÍSIMA Y AMADA VIRGEN MARÍA


Porque todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la Santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro redentor.

¿Qué se acostumbra hacer este mes?
  • Ofrecimiento de flores a la Virgen: Este es el mejor regalo que podemos hacerle a la Virgen. Regalar flores es una manera que tenemos las personas para decirle a alguien que la queremos mucho. A la Virgen le gusta que le llevemos flores y, también, si se puede, le podemos cantar sus canciones preferidas.


  • Reflexionar en los principales misterios de la vida de María: Reflexionar implica hacer un esfuerzo con la mente, la imaginación y, también, con el corazón, para profundizar en las virtudes que la Virgen vivió a lo largo de su vida. Podemos meditar en cómo María se comportó, por ejemplo, durante:
    • la Anunciación
    • la Visita a su prima Isabel
    • el Nacimiento de Cristo
    • la Presentación del Niño Jesús en el templo
    • el Niño Jesús perdido y hallado en el templo
    • las Bodas de Caná
    • María al pie de la cruz.

  • Recordar las apariciones de la Virgen: En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.


  • Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son:
    • 1. Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
    • 2. Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
    • 3. Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
    • 4. Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.

  • Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres: María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.


  • Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María: María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.


  • Vivir una devoción real y verdadera a María: Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
    • Mirar a María como a una madre: Hablarle de todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.
    • Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
    • Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
    • Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor. Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.

viernes, 30 de abril de 2010

MI CRISTO ROTO - ESPECIAL DEL MES DE ABRIL -

 MI CRISTO ROTO, una obra de teatro representada por el reconocido actor mexicano, Alberto Mayagoitia.

La obra de teatro ha sido adaptada y producida por el propio Alberto Mayagoitia. Parte de dos libros escritos por el padre Ramón Cué, S.J. derivados de sus aprendizajes y aventuras con el Cristo roto, pieza que le compró a un anticuario en Sevilla. Alberto Mayagoitia encarna al propio padre Ramón, y la obra se desarrolla en la oficina del sacerdote durante los momentos en que escribe los libros.

Mi Cristo roto constituye una experiencia reflexiva maravillosa. Deja sembrados en los corazones de quienes la viven, sentimientos como el perdón, el amor al prójimo y la solidaridad. Nos enseña cómo hacer más llevadera la cruz que todos cargamos. El impacto que la actuación de Alberto Mayagoitia causa en el público trasciende todas las áreas de la vida del espectador.

Disfrutá esta maravillosa obra...

1.- Compra venta de Cristos






2.- Dios tiene mano izquierda




3.- Se ha perdido una cruz




4.- Mi Cristo Roto de casa en casa




5.- Cristo organiza su oficina






6.- El equipaje de Cristo




7.- Maniobra de Cristo en un carrazo








8.- ¿Quién te partió la cara?






Comunicate con nosotros si tenés alguna sugerencia para los próximos especiales: carodri1974@hotmail.com

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martes, 20 de abril de 2010

LA SALVE


¡Dios te salve, Reina y Madre de misericordia!
Vida, dulzura y esperanza nuestra; ¡Dios te salve!
A Tí llamamos los desterrados hijos de Eva;
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.


sábado, 17 de abril de 2010

PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


En mayo de 1673, el Corazón de Jesús le dio a Santa Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes promesas:
Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.

  • Les daré paz a sus familias.
  • Las consolaré en todas sus penas.
  • Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
  • Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
  • Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
  • Las almas tibias se volverán fervorosas.
  • Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
  • Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
  • Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
  • Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
  • Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

viernes, 16 de abril de 2010

FELÍZ CUMPLEAÑOS!!!


Hoy, nuestro queridísimo Papa, Benedicto XVI, cumple 83 años.
Recemos especialmente por él, para que el Espíritu Santo lo asista con un "ministerio fiel y vigoroso" en este nuevo año de pontificado (el día 19 de este mes se cumplen cinco años).


jueves, 15 de abril de 2010

EUCARISTÍA ES CORAZÓN DE LA LITURGIA DE LA IGLESIA Y NADA DEBE EMPOBRECER SU CULTO

VATICANO, 15 Abr. 10 / 10:13 am (ACI)


En su discurso esta mañana a los obispos de la Región Norte II de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el Papa Benedicto XVI explicó que la Eucaristía es el corazón de la liturgia de la Iglesia y nada ni nadie debe empobrecer su culto. Este sacramento es además la fuente y culmen de la vida cristiana de todo bautizado.

El Santo Padre resaltó que la Eucaristía es también "el centro y la fuente permanente del ministerio petrino, corazón de la vida cristiana, fuente y cumbre de la misión evangelizadora de la Iglesia. Podéis comprender entonces la preocupación del Sucesor de Pedro por todo lo que pueda ofuscar el punto más original de la fe católica: hoy Jesucristo continúa vivo y realmente presente en la hostia consagrada y en el cáliz".

"Prestar a veces una menor atención al culto del Santísimo Sacramento constituye un signo y una causa de oscurecimiento del sentido cristiano del misterio, como cuando en la Santa Misa Jesús no es el centro, sino una comunidad atareada en muchas cosas en lugar de estar recogida y dejarse atraer por lo único necesario: su Señor".

Benedicto XVI puso de relieve que "si en la liturgia no emerge la figura de Cristo, no es una liturgia cristiana". Por eso, añadió, "¡Qué lejos de todo esto se encuentran quienes, en nombre de la enculturación, caen en el sincretismo, introduciendo ritos tomados de otras religiones o particularismos culturales en la celebración de la Santa Misa!".

Como escribía el Venerable Juan Pablo II, "el misterio de la Eucaristía es un don "demasiado grande" para admitir ambigüedades y reducciones, sobre todo cuando, "privado de su valor sacrificial, se vive como si no tuviera otro significado y valor que el de un encuentro convival fraterno".

El Papa subrayó que "detrás de muchos de los motivos aducidos, existe una mentalidad incapaz de aceptar la posibilidad real de una intervención divina en este mundo para ayudar al ser humano. La confesión de una intervención redentora de Dios para cambiar esta situación de alienación y de pecado es considerada por los que comparten una visión deísta como integrista, y lo mismo se dice a propósito del signo sacramental que hace presente el sacrificio redentor. Para ellos, sería más aceptable la celebración de un signo que corresponda a un vago sentimiento de comunidad".

"Pero el culto no puede nacer de nuestra imaginación; sería un grito en la oscuridad o una simple autoafirmación. La verdadera liturgia supone que Dios responde y nos muestra cómo podemos adorarle. La Iglesia vive de esta presencia y su razón de ser y existir es ampliar su presencia en el mundo", continuó.

Al finalizar el Santo Padre recordó que en un mes se celebrará en Brasilia el 16° Congreso Eucarístico Nacional. En este contexto, pidió que Jesús Eucaristía "sea realmente el corazón de Brasil, de donde venga la fuerza para que todos los hombres y mujeres brasileños se reconozcan y ayuden como hermanos y miembros de Cristo. Quién quiera vivir, tiene donde vivir, tiene de qué vivir. Que se aproxime, crea, entre a formar parte del Cuerpo de Cristo y será vivificado".


martes, 13 de abril de 2010

ORACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA

Acto de confianza

Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento,
mi único Amor y Misericordia,
te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo.
Tú puedes ayudarme porque eres la misericordia misma;
en ti toda mi esperanza.
Amén.


domingo, 11 de abril de 2010

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA



La novena a la Divina Misericordia comienza el Viernes Santo y consiste en rezar la Coronilla de la Divina Misericordia.

CELEBRACIÓN DE LA FIESTA DE LA MISERICORDIA

El Señor Jesús desea que ese día la imagen de la Misericordia sea bendecida solemnemente y venerada en público, es decir, litúrgicamente; que los sacerdotes hablen a las almas de esta inmensa e insondable misericordia de Dios.

Los fieles, para recibir estos grandes dones con los cuales el Señor Jesús desea colmar a cada hombre y a toda la humanidad, tienen que estar en el estado de la gracia santificante (después de confesarse), cumplir las condiciones de la devoción a la Divina Misericordia, es decir, confiar en Dios y amar activamente al prójimo, y beber de la Fuente de Vida, es decir, recibir la santa Comunión.

De acuerdo con el deseo del Señor Jesús, la fiesta ha de celebrarse el primer domingo después de Pascua, lo que indica una estrecha relación que hay entre el misterio de redención y esta fiesta. La liturgia de ese día alaba con la máxima plenitud a Dios en el misterio de su misericordia.


CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA PARA NIÑOS

Fuente: EWTN.








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domingo, 4 de abril de 2010

DOMINGO DE RESURRECCIÓN


El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer? ¿qué nos puede preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

Fuente: Catholic.net

sábado, 3 de abril de 2010

CORONILLA A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA



La Santísima Virgen María manifestó a Santa Brígida que concedía siete gracias a quienes diariamente le honrasen considerando sus lágrimas y dolores y rezando siete Avemarías:

  • Pondré paz en sus familias.
  • Serán iluminados en los Divinos Misterios.
  • Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
  • Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
  • Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
  • Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
  • He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.

CORONILLA A LOS SIETE DOLORES DE MARÍA SANTÍSIMA

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

1º Dolor : La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.

Virgen María: Por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús; y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


2º Dolor: La huida a Egipto con Jesús y José.

Virgen María: Por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades; sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño. Al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que, precisamente, había venido a traernos vida eterna... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


3º Dolor: La pérdida de Jesús.

Virgen María: Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada, pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


4º Dolor: El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.

Virgen María: Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte. Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande. Sufrió y se humilló hasta lo indecible para levantarnos a nosotros del pecado... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


5º Dolor: La crucifixión y la agonía de Jesús.

Virgen María: Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz. Para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión. Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


6º Dolor: La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.

Virgen María: Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón. El Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros, por quienes dio la vida. Y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como Él nos amó.

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


7º Dolor: El entierro de Jesús y la soledad de María.

Virgen María: Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo.  Él que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra. Llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real. Te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos. Siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; ¡tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados! T Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos, y ahora te quedaste sola, llena de aflicción... Te acompañamos en este dolor y por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…

Dios te salve, María,…
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...


Oración: A LA VIRGEN DE LOS DOLORES

Señora y Madre nuestra: tu estabas serena y fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu Hijo al Padre para la redención del mundo.
Lo perdías, en cierto sentido, porque El tenía que estar en las cosas del Padre, pero lo ganabas porque se convertía en Redentor del mundo, en el Amigo que da la vida por sus amigos.
María, ¡qué hermoso es escuchar desde la cruz las palabras de Jesús: "Ahí tienes a tu hijo", "ahí tienes a tu Madre".
¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan! Queremos llevarte siempre a nuestra casa. Nuestra casa es el lugar donde vivimos. Pero nuestra casa es sobre todo el corazón, donde mora la Trinidad Santísima. Amén.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 2 de abril de 2010

VIERNES SANTO



ACOMPAÑEMOS A NUESTRA MADRE, LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA...


S.S. JUAN PABLO II 'EL GRANDE' 1920 - 2005

Oración para implorar favores por intercesión del Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo II

Oh Trinidad Santa,
Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia
al Papa Juan Pablo II
y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad,
la gloria de la cruz de Cristo
y el esplendor del Espíritu de amor.
Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia
y en la maternal intercesión de María,
nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor,
indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria,
como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad,
el favor que imploramos,
con la esperanza de que sea pronto incluido
en el número de tus santos. Amén.

jueves, 1 de abril de 2010

JUEVES SANTO

La Institución de la EUCARISTÍA



domingo, 28 de marzo de 2010

DOMINGO DE RAMOS



viernes, 26 de marzo de 2010

EL MAGNÍFICAT

(Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
- como lo había prometido a nuestros padres -
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.


Magníficat, versión de Hermana Glenda:



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jueves, 25 de marzo de 2010

LA ANUNCIACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella -que debía permanecer virgen- un Hijo y al Hijo de Dios una nueva naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, afín de que El pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones.

El mundo no iba a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su Fíat. En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra. En ese instante el alma de Jesucristo producida de la nada empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es acogida para cooperar con su libre consentimiento.

Fuente: www.aciprensa.com

domingo, 21 de marzo de 2010

EL GLORIA

¡Gloria al Padre
y al Hijo y al Espíritu Santo!
Como era en un principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

viernes, 19 de marzo de 2010

ORACIÓN A SAN JOSÉ


San José mi Padre y Señor.
Tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios
y de su Madre Santísima, la Virgen María,
alcánzame del Señor la gracia de un espíritu recto,
y un corazón puro y casto
para servir siempre mejor a Jesús y a María.
Amén.

miércoles, 3 de marzo de 2010

EL AVEMARÍA



Dios te salve María,
llena eres de Gracia el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora de nuestra muerte.
Amén.

martes, 2 de marzo de 2010

EL PADRENUESTRO


Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.

lunes, 1 de marzo de 2010

EL CREDO DE LOS APÓSTOLES


Creo en Dios Padre Todopoderoso.
Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo;
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los Cielos
y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

domingo, 28 de febrero de 2010

ALABANZAS DE DESAGRAVIO


Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Amén.

sábado, 27 de febrero de 2010

ALMA DE CRISTO

Alma de Cristo santifícame.
Cuerpo de Cristo sálvame.
Sangre de Cristo embriágame.
Agua del costado de Cristo lávame.
Pasión de Cristo confórtame.
Oh Buen Jesús óyeme.
Dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas que me aparte de Tí.
Del enemigo maligno defiéndeme.
En la hora de mi muerte llámame.
Y mándame ir a Tí, para que con tus Santos te alabe
por los siglos de los siglos.
Amén.


Alma de Cristo, versión de Francesca Ancarola y Los Gregorianos:



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