LA HORA DE LA MISERICORDIA

Las Tres de la Tarde



Según el diario de Santa María Faustina Kowalska:

"Yo te recuerdo hija mía que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma."

"A la hora de las tres imploren Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en MI desamparo en momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusaré nada al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión."

"Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado... Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia."

"Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador."



En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Padre Nuestro que estás en el Cielo,
Santificado sea Tu Nombre.
Venga a nosotros Tu Reino;
hágase Tu Voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal. Amén.

Dios te Salve María,
llena eres de gracia, el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres
y Bendito es el Fruto de tu vientre: Jesús.
Santa María, Madre de Dios
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo! 
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Pésame Dios mío
y me qrrepiento de todo corazón de haberos ofendido.
Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí.
Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí
a un Dios tan Bueno y tan Grande como Vos;
antes querría haber muerto que haberos ofendido.
Y propongo firmemente no pecar más
y evitar todas las ocaciones próximas de pecado. Amén.

Oraciones:

"Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros."

"Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Vos confío."

La Coronilla de la Divina Misericordia (Se utiliza un rosario común de cinco decenas).

>> Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
"Padre Eterno,
te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero."

>> En las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero."

>> Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero."


Oración al Cristo del Calvario

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y sólo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta...


En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Es buena práctica rezar a continuación el Vía Crucis y/o la coronilla a los Siete Dolores de María Santísima.